Significa manipular la configuración de la red para permitir que el tráfico entrante se redirija a una máquina específica.
Un atacante puede usar esta técnica para redirigir el tráfico desde un destino legítimo a una máquina controlada por él, lo que le permitiría interceptar el tráfico y alterarlo para su propio beneficio.
Esta técnica se utiliza para llevar a cabo ataques de envenenamiento de DNS, envenenamiento de ARP y envenenamiento de DHCP.
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